La expropiación fue una práctica que desempeñaron frecuentemente grupos e individuos del movimiento libertario a lo largo de la historia. Las características que adquirió este accionar en las primeras décadas del siglo XX en el Río de la Plata, la convirtieron en centro de debates sobre el camino de la práctica revolucionaria dentro de los grupos libertarios, motivando profundas divisiones en algunos casos.
Ahora bien, ¿que buscaban los anarquistas con la expropiación?; ¿tenían medios alternativos de financiamiento a la expropiación?; o ¿simplemente eran delincuentes, ladrones, como se los llamaba en esa época?
Debatir acerca de la expropiación, es debatir en torno a la metodología de acción plausible de los grupos libertarios. Expropiar significa quitar recursos económicos, estatales o privados, que son (o constituyen) propiedad privada de las clases dominantes, para pasarlos a manos de las clases dominadas. Estos recursos toman la forma de propiedad colectiva en el caso particular de los expropiadores anarquistas.
Una vez que se contaba con esos recursos los mismos se destinaban a la financiación de los colectivos políticos en los que estaban insertos los libertarios: edición de publicaciones, el sostén de los Comités Pro Presos Políticos, apoyo económico de las familias de aquellos militantes que estaban detenidos, y por supuesto organizaciones políticas, sindicatos y cualquier otro tipo de organización de los libertarios. Esto nos da la pauta de que aquellos anarquistas que protagonizaron actos de expropiación lejos estaban de buscar su propia comodidad material mediante la expropiación. La expropiación tiene en esencia una finalidad política.
Expropiación: para que y para quienes.
“Alguna vez se hará justicia a los anarquistas y a sus métodos: nosotros no tenemos a nadie quien nos financie nuestras actividades, como la policía es financiada por el Estado, la Iglesia tiene sus fondos propios, o el comunismo tiene una potencia extranjera detrás. Por eso, para hacer una revolución, tenemos que tomar los medios saliendo a la calle, a dar la cara”.
Miguel A. Roscigna.
Las condiciones laborales de los trabajadores, así como la coyuntura de la época, demandaban recursos económicos que los libertarios no disponían. Entonces la expropiación se va a convertir en una solución para conseguirlos. Se da un golpe importante en cuanto a lo que se expropia y las finanzas quedan resueltas por un tiempo.
En 1919 se produce el primer asalto expropiador en Argentina. Los dueños de una casa de cambio del barrio de Chacarita en Buenos Aires son asaltados al retorno a su casa por tres anarquistas. El ideólogo, Boris Wladimirovich, será capturado días después. El motivo de la expropiación: la publicación de un periódico libertario.
Como en el asalto de 1919, los posteriores tendrán como norte la concreción de objetivos políticos claros. Los más claros: la edición de publicaciones libertarias y el sostén de los presos políticos.
Severino Di Giovanni será clave en lo que refiere a las publicaciones. Era un individuo preocupado por la propaganda anarquista y una de sus principales motivaciones era el enfrentar el régimen fascista italiano. Se dedicó a publicar periódicos (“Culmine”) en italiano para los obreros emigrantes que apenas conocían el español. Para él significaba continuar con la lucha desde otra parte. También por esto, no extrañaba que varios de los laderos de Di Giovanni fueran de ascendencia italiana, más allá del peso propio que tenían estos en el anarquismo argentino en esos años.
El asalto a Obras Sanitarias, uno de los más importantes por el botín recogido, estaba destinado en parte a la publicación de los escritos sociales Eliseo Reclus. Di Giovanni comenzó a investigar acerca del pensamiento de varios italianos, y estaba obsesionado con poder difundir las ideas de estos desconocidos en el Río de la Plata. También el periódico Culmine fue financiado con dineros de la expropiación. El dinero destinado a las publicaciones libertarias fue el más importante.
Pero también la situación de los presos políticos era delicada. La represión era muy dura y por supuesto que el caso de Radowitzky no era aislado. Los anarquistas respondieron organizando un Comité pro presos políticos. Otro inmigrante italiano, Miguel Roscigna, era uno de los referentes de este comité. Pero fue también, y así era considerado por muchos, como el mayor referente del anarquismo expropiador en esos años.
El hecho de tener que eliminar el suministro de comidas a los presos en Caseros, motivó a Roscigna a llevar adelante uno de los actos expropiatorios más importantes: el asalto al hospital Rawson. Planifica la acción junto a hombres con experiencia en esto y de su confianza como Vázquez Paredes y los hermanos Moretti. El 1º de octubre de 1927 esperan al pagador de sueldos del hospital que viene junto a un custodio. La acción se produce con éxito, costándole la vida al custodio.
Roscigna también participará de varios asaltos más en donde la liberación de los presos era el principal objetivo. Con estos dineros financiaron la fuga del Penal de Puntas Carretas de cinco anarquistas en 1929 entre otros, en una “obra maestra” planificada y ejecutada por varios anarquistas, con Miguel Roscigna y Gino Gatti como los ideólogos de la fuga. Estos anarquistas habían sido detenidos luego del asalto al cambio Messina en Montevideo en donde mueren tres personas. Roscigna se había negado a participar de este asalto ya que consideraba que la prioridad en ese momento era trabajar por la liberación de los presos políticos y no recolectar fondos, que en ese momento estaban disponibles gracias a expropiaciones anteriores.
Fondos también para la revolución española.
Los anarquistas ibéricos también fueron protagonistas en los grupos expropiadores. El 18 de octubre de 1925, tres personas entran a la estación de tranvías Las Heras. Exigen las llaves de la caja de hierro que contiene el dinero recaudado, los empleados dicen que las llaves las tiene que las tiene el jefe que ya se retiro. Cuando se retiran los “asaltantes” se llevan una bolsita conteniendo 38 pesos, desaparecen sin ser perseguidos. Uno de los hombres que ha dirigido este “asalto” fracasado es Buenaventura Durruti, pilar del anarquismo español y del mundo. Este sería el primer acto de expropiación por parte de Durruti, Ascaso y Jover en la Argentina. Aparte de esta expropiación, realizaron dos más, una también fracasada y la tercera, fue la vencida. Expropiaron el Banco de la Provincia de la ciudad de San Martín, éste con éxito, ya que recolectan 64.085 pesos. Es a partir de está expropiación que comienza la caza de los tres anarquistas españoles. Desde Chile llegan pistas de ciudadanos, que se presume cubanos, mejicanos o españoles, que habían participado en un asalto similar en ese país. Una vez que logran identificarlos, reconstruyen el viaje que habían realizado en busca de fondos para enfrentar a la dictadura en España. Incluía asaltos en España, Méjico, Chile y Argentina. Más tarde serán detenidos en Francia y la campaña a nivel mundial en contra de la extradición de estos a Argentina es exitosa, y el gobierno termina expulsándolos a Bélgica. Durruti y sus compañeros no volverán más a Argentina, pero dejaron su influencia en el anarquismo expropiador.
Primeras conclusiones.
Se puede ver desde los testimonios de la época que, el accionar de los anarquistas y siguiendo la lógica de sus protagonistas, que la expropiación tenía claramente fines políticos. Existen testimonios de expropiadores y allegados a estos en donde se deja en claro que las condiciones de vida de estos no modificaron luego de las expropiaciones. No se enriquecieron en pocas palabras. Tampoco fue el caso de los grupos que posteriormente, y en otra coyuntura, se abocaron a esta tarea.
Las tareas que debió llevar a cabo parte del movimiento anarquista fueron financiadas mediante los actos expropiatorios, lo que los convierte en una táctica posible dentro de las que se pueden manejar. Queda a conciencia de cada uno de los grupos libertarios, evaluar las posibilidades con que se cuenta para llevar a cabo este tipo de actos, en caso de ser necesarios. Se entiende que como medio la acción directa no opera en desmedro de otros métodos de lucha que por sus características no están emparentados con la acción directa.
Porque esta claro que la expropiación no constituye un fin en sí mismo, sino un medio, por lo que hay que analizar si este medio es consistente con la estrategia que nos debemos trazar hacia la consecución de una sociedad socialista y libertaria.
(Texto extraido de la publicación "Barricada" de Uruguay.)
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